El museo arqueológico de Valladolid, que antes era el palacio de Fabio Nelli, guarda entre sus pertenencias una muy particular llamada "El Sillón del Diablo", datado de la segunda mitad del siglo XVI, puesto con una cinta y todo para que nadie pueda sentarse en el ya que dicen que da el conocimiento y quita la vida.Hoy el viaje es corto pero provechoso, eso si, procura antes de leer mirar bien donde te has sentado que luego no quiero disgustos.
En el Renacimiento, las ideas bullían y no solo en las artes, también en las ciencias. En 1550 Alfonso Rodriguez de Guevara, era un medico granadino que había estudiado en Bolonia y pidió permiso a Carlos I para fundar la primera catedra de anatomia humana en la Universidad de Valladolid, consiguiendo dicho permiso y pasando a realizar las primeras disecciones humanas que se llevaron a cabo en España.
Los futuros médicos de toda España y parte de Portugal vienen a estudiar medicina impactados por el nuevo sistema de la Universidad entre los que se encuentra un joven portugués de origen sefardi llamado Andres de Proaza.
Se fue a vivir a la calle Esgueva de Valladolid frente al hospital pero no caía bien por sus orígenes judíos y pronto se extiende el rumor de que practica la nigromancia o predecir el futuro invocando a espíritus.El hecho de caer gordo puede ser ese o también que se convirtió en el alumno más aventajado haciendo pensar al resto de sus compañeros que para tener 22 años en breve superaría a su profesor.
Pero en 1550 desapareció un niño y pronto los vecinos apuntaron a Andres diciendo que habian oido gritos que salian del sótano de su casa y encima, al niño le vieron por ultima vez cerca de la calle Esgueva.Las autoridades se personaron en casa de Andres y al bajar al sótano vieron restos de animales pequeños, perros, gatos y el cuerpo despedazado del pequeño pero dice la leyenda, que esas disecciones habían sido practicadas mientras estaban vivos.
Cuando le interrogaron, dijo que todo su saber era gracias a un sillón que tenia en casa, regalo de un brujo navarro que le había dado por dejar ocultarse en su casa.
Por lo visto se sentaba en el sillón y el propio Satanás le daba todos los conocimientos sobre anatomía y medicina que necesitaba.Efectivamente, al registrar su casa, encontraron el sillon que se decia habia sido fabricado por el propio Satán y rezaba que todo aquel que se siente tres veces en el sillón sin ser médico moriría en pocos días al igual que el que intentase hacerlo añicos.Otros en cambio dicen que el número tres son los días que te quedan para morir tras haberse sentado en el.
Andres pasó a las manos de la Inquisición que era muy maja ella y fue condenado a muerte en la hoguera a pesar de que confesó que realmente no había practicado la hechicería pero si reconoció tener el sillon siendo condenado por esto y por el asesinato del niño.
Sus bienes salieron a subasta tras morir y el sillón fue a parar a la Universidad colgado del techo de la capilla para impedir que alguien se sentara ya que por lo visto un bedel de la universidad, al estar cansado decidió sentarse y fue encontrado frito tres dias después sentado en el y lo mismo pasó con su suplente.
El sillón siguió colgado del techo hasta que el edificio fue demolido y lo trasladaron al museo de la ciudad con el cordelito rojo que veis en la foto, la única vez que ha salido de allí fue para exponerlo dentro de una urna de cristal en la Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid.
Esta leyenda fue recogida en el libro Tradiciones Universitarias (Historias y Fantasías) de Saturnino Rivera Manescau de 1948 y rescatada de nuevo en el libro Objetos Malditos de Javier Arries donde da otra posible versión.
Anastasio Rojo, historiador de la Universidad de Valladolid, intentó buscar datos sobre Andres de Proaza y no encontró absolutamente nada pero si encontró el origen del sillón que puede estar relacionado con Fray Nicolás Ricardi apodado "El Monstruo" dominico de San Pablo y catedratico de teologia en la universidad de la ciudad que renegaba del dogma de la Purísima Concepción, así que le condenaron al destierro y a la pérdida de su cátedra, por lo que cogió su sillón y no sabemos cómo acabó en Valladolid.
Ha habido mucha gente que ha intentado conseguir permiso para pasar la noche sentado en el sillón que por supuesto ha sido denegado, ya que si Satanás no considera que deba pasarte ningún conocimiento, morirás en breve y también, porque se trata de una reliquia y no vayamos a fastidiarla con la tontería de sentarnos encima, que las Meigas no existen pero haberlas haylas.
Así que ya sabes, si vas por Valladolid, encontraras en el Arqueológico un sillón muy particular donde no debes sentarte por muy cansado que estés y si te acercas a la calle Esgueva que aún se mantiene, en concreto el número 16, encontraras una cervecería que se llama "El niño perdido" en honor al niño que en su dia dicen que desapareció en esa calle.
Sospecho que no dejan sentarse a nadie por miedo a que no le pase nada al curioso. Y eso acabe con la leyenda que despierta curiosidad.
ResponderEliminarMe parece muy sospechosa la confesión del médico, con los métodos nada amables de la inquisición.
Besos.
Fijate que a mi me daría mal rollo sentarme, que lo más probable es que luego no pase nada pero déjate que las meigas no existen pero haberlas haylas!
EliminarUn besote Demi