Las brujas de Nochebuena

Hoy os voy a traer una historia muy especial sobre la mitología pirenaica, que creo que nunca había salido por aquí y tiene unas leyendas e historias que son muy bonitas. Ahora entenderéis mejor alguna de mis entradas anteriores donde os explico una cosita que sale aquí.

Sin mas, os deseo una feliz navidad, que lo paséis fenomenal y por mi parte, os dejo con una historia de brujas navideñas...

Monte Turbón en El Periódico

Poca gente sabe que en Navidad, las brujas también tienen un poder especial. En los pueblos de los Pirineos, se intentaba evitarlas de todas las formas posibles, ya fuera colgando cardinchas en las puertas como muñecos llamados espantabruixas pero lo malo era que aunque todos sabian que en todos los pueblos habitaban brujas, nunca sabian quienes eran. Podía ser hasta esa vecina tan amable como la que vivía sola sin hablar con nadie. 

En Nochebuena, se evitaba dejar a los niños solos en las habitaciones ya que las brujas podían robarlos aunque luego siempre aparecían pero claro, aparecían en el tejado, en el granero, en la puerta... y suerte que no le dejasen el mal de ojo, ya que entonces el niño no comería y se consumiría hasta su muerte.

La costumbre era que se reunían en lo alto del monte Turbón donde hacían sus aquelarres invocando a demonios y algo pasó en un pueblo cercano, del que nunca se dio el nombre.

Un 24 de diciembre de no se sabe qué año, cayó una gran nevada por lo que acudir a la misa del Gallo a la iglesia que estaba en lo alto de la montaña, se hacia un poco complicado; muchos habitantes, decidieron que antes de cenar, saldrian con sus palas y abrirían un camino para que todos pudiesen llegar a la iglesia como así fue, acudiendo el pueblo puntual a su cita de Nochebuena.

Al volver de la misa, la familia de llamémosle... Juan, volvía alegre, cantando villancicos, agradeciendo todo lo bueno, continuando la fiesta en su casa pero al bajar al establo a por vino, se encontró muerta a su mejor mula. Nadie supo decir qué habría podido pasar pues el animal solo tenia unos arañazos en el cuello. 

Sea como fuere, la fiesta terminó, el tiempo pasó, la familia compró otra mula y el año continuó avanzando como siempre en el pueblo, quitando algunos comentarios ya que lo de la mula había sido muy raro. Pero como digo, el año pasó sin incidencias y llegamos a la siguiente Nochebuena pero la diferencia fue, que ese año la abuela de la familia había caído enferma teniendo que estar en cama.

Esa noche, dejaron a la abuela acostada y la familia acudió junto al resto del pueblo a la misa del Gallo y Juan, le dijo a sus hijos al volver que fuesen a la tronca que estaría cargada de regalos.

Al llegar a la casa, todos cantaron villancicos, la tronca escupió sus regalos pero cuando el hijo mayor de Juan bajó a la bodega a por mas vino, se encontró al mulo desangrándose como había ocurrido el año anterior, teniendo las mismas marcas de arañazos en el cuello.

Siempre es buen momento para sacar
a Kim Novak

El año pasó de nuevo, el mulo fue repuesto pero claro, los comentarios en el pueblo aumentaron ya que eso debia de ser cosa de brujas, no era normal que los dos animales hubiesen muerto de la misma forma; llegada la Nochebuena de ese tercer año, Juan dijo que él no iría a la misa del Gallo, que se quedaría con la abuela que había mejorado mucho pero que no estaba para muchos trotes y vigilaría la cuadra. La familia intentó convencerle hasta que su hijo mayor le pidió que fuera y que se quedaría él ya que al parecer tenia bastantes sospechas de lo que podía pasar.

La familia marchó y el chico se quedó sentado en la cuadra junto a las mulas armado con un garrote pero la cosa estuvo tan tranquila que hasta se durmió un rato. Pasada la medianoche, oyó a los animales como se agitaban de miedo y nerviosismo, cosa que hizo que sus sentidos se pusiesen en alerta ya que había algo que se movía entre los animales. 

Afinó la vista y vio un gato negro sentado encima del mulo nuevo. El gato le miraba fijamente como si le recriminase estar allí y nuestro protagonista, asustado, le lanzó el garrote sin llegar a darle del todo, solo le rozó pero fue suficiente para que el gato soltase un maullido y saliese huyendo. 

Tranquilizó a los animales que enseguida se durmieron, todos estaban bien y cuando lo contó a la familia, estuvieron de acuerdo, había visto en vivo y en directo a una bruja. La celebración continuó toda la noche, con vino y regalos, tanto que al dia siguiente todos amanecieron un poco tarde.

Al ir a dar el desayuno a la abuela que estaba en cama y felicitarle la navidad, se la encontraron quejándose de forma lastimera; cual fue la sorpresa de todos, cuando al destaparla vieron que la mujer tenia un claro garrotazo en una de sus piernas.

¿Conocías esta historia? ¿Qué te parece?