miércoles, 26 de abril de 2017

Calle del Codo y aguas amarillas...



Érase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
érase una nariz sayón y escriba,
érase un pez espada muy barbado...

¿Que tiene que ver Quevedo con la calle que te traigo hoy? pues si te apetece venirte a tomar unas tapas al Madrid de los Austrias, que por cierto, parece que no salgo de aqui ultimamente.¿Nos vamos de tapas?
La calle del Codo básicamente se llama así por la forma que tiene. Es una calle muy estrechita donde a penas da el Sol pero lo mejor es que quitando que yo recuerde una peluquería, era como hacer un viaje en el tiempo al 1800, además como era una calle en la que se solían hacer muchos duelos, te da la sensacion de que va a salir Alatriste por ahí con la capa y todo.
Se cuenta, que nuestro amigo Quevedo, cuando salia de bares por Madrid, a la vuelta cogió la costumbre de orinar en la calle, siempre en el mismo portal y por muy Quevedo que fuera, a los vecinos no les hacia gracia encontrarse ahí la micción del escritor.
El caso, los vecinos para intentar disuadir a Quevedo de que siguiera a lo suyo fue pintar una cruz con el mensaje:"No se mea donde hay una cruz", pero lo que no contaban era con que Francisco de Quevedo era mucho Francisco así que el escritor, plantó otra de sus ilustres meadas y pintó debajo que donde se mea, no se colocan cruces ¿que te parece?
Si te apetece un dia darte un paseo, aquí te dejo un plano:

2 comentarios:

  1. Era todo un personaje ese escritor, tan proclive a usar la espada.

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    1. Míticos sus enfrentamientos con Góngora, otro escritor coetáneo. Debian de tener los dos un carácter de aúpa!
      Un besazo Demi!

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