viernes, 15 de septiembre de 2017

Calle del Bonetillo


 

Hoy vengo con otra calle curiosa cerquita de otra que traje hace algún tiempo, la calle Arenal, solo que esta tiene una leyenda un poquito mas enrevesada,así que si quieres saber más...
Esta calle se llama así en base a la leyenda de Juan Henríquez, un canónigo que no lo parecía porque le encantaban las cartas, las bebidas espirituosas,mujeriego...vamos, todo lo que no debería de ser lo era y para colmo, su influencia sobre don Carlos de Austria, el hijo de Felipe II,era de aquella manera.
El cardenal Espinosa, ministro de Felipe II e Inquisidor general,estaba de él hasta el moño así que avisó a Juan que no se acercara al hijo del rey no fuera que la liase pero Carlos al enterarse, amenazó al cardenal y eso a un cardenal e inquisidor no se le hace, por lo que le dio un escarmiento.
Cardenal Espinosa
Una noche, volvía Juan de una de sus correrías cuando vio un entierro camino de la Iglesia de la Santa Cruz, cosa que le extrañó mucho porque encima del ataúd estaba el bonete que usaban los clérigos.
Al preguntar quien era el fallecido, le respondieron que Juan Henriquez,lo que le hizo huir como alma que lleva al diablo en dirección a su casa, que se encontró vacía, tan solo una tela negra que cubría la mesa y esta a su vez, rodeada en cada esquina por cuatro cirios todavía encendidos.
Salio a la calle corriendo donde se encontró con un vecino que le dijo que al que estaban enterrando era a Juan Henríquez y al mirar bien su casa, se dio cuenta de que habian cogido su bonetillo y lo habian clavado a un palo en el tejado.
Al dia siguiente, fue a intentar resolver el entuerto pero se encontró con su puesto vacante, su nombre en el libro de entierros y por si fuera poco, la Inquisición le detuvo, precintaron su casa dejando solo el bonetillo clavado en el tejado y le requisaron sus propiedades.
Tras cuatro años en un calabozo de Toledo, volvió a la Villa de Madrid siendo casi otra persona, la lección que le había dado el cardenal Espinosa hizo mella en el y decían que casi parecía un santo, aunque Carlos de Austria al final acabó encerrado en el castillo de Arévalo por apoyar la revolución flamenca en contra de su padre así que la influencia de Juan Henríquez,me temo que no era tan decisiva como pensaron en un primer momento.
Se dice que cuando Juan murió, fue curiosamente enterrado en la Iglesia de la Santa Cruz pero su casa no fue comprada por nadie así que pasó a ser parte de la ciudad que la tiró abajo y abrió una calle chiquitita llamada del Bonetillo en su honor.
Aquí os dejo el plano por si os apetece daros un paseo:




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