domingo, 14 de enero de 2018

El Lago de Sanabria y sus misterios


España tiene unos sitios que son dignos de cuento. Hace un par de años me fui por tierras zamoranas y hubo sitios que me dejé por ver a posta y un punto que tengo fijo al que ir es al Lago de Sanabria y hoy os contaré su leyenda y también algo que pasó allí hace casi sesenta años, así que si quieres retroceder en el tiempo conmigo...
Se dice que en la noche de San Juan todo aquel que este en gracia de Dios puede oír la campana de la iglesia de Valverde o Villaverde de Lucerna, lo que pasa es que ese sonido sale de la profundidad del Lago de Sanabria al igual que las luminarias que aparecen en el agua esa noche que son las almas de la gente del pueblo que está atrapada bajo el agua.
A pesar de que cambia el nombre del pueblo según la versión de la leyenda que encuentres, lo cierto es que hace muchos siglos en víspera de San Juan,apareció un hombre de larga melena y barba apoyado en un bastón de peregrino lleno de conchas.
El hombre iba pidiendo asilo para pasar la noche y algo de comer en el pueblo de Lucerna pero debido a su aspecto tan andrajoso, le iban dando con la puerta en las narices hasta que llegó a lo mas alto del pueblo donde vivía el panadero; él y su familia, dieron asilo al misterioso mendigo y metieron el ultimo trozo de masa de pan en el horno para darle algo de comer.
La sorpresa se la llevó el panadero al querer sacar la hogaza de pan que había metido en el horno: había duplicado tanto su tamaño que no cabía por la puerta y tuvo que ir partiendola a trozos para dársela al mendigo pero este le dijo "quédate ese pan porque voy a castigar a este pueblo que no se acuerda, cuando tiene el estomago lleno y esta al calor de la lumbre, de la gente que tiene hambre y frío".
El mendigo se descubrió como el propio Jesucristo y recomendó al panadero que se alimentase de ese pan hasta que una barca pudiera rescatarlos y acto seguido salio de la casa y dijo: "donde clavo mi bastón, que salga un borbollón" y tanto agua salio, que el pueblo desapareció bajo el agua excepto la casa del panadero que pudo salvarse junto a su familia.
Esto es tan solo una leyenda pero lo malo es que algo parecido se hizo realidad.

LA LEYENDA SE HIZO REALIDAD

Monumento a las victimas y a los
supervivientes.
El 9 de enero de 1959, los habitantes de Ribadelago, pueblo cercano al lago de Sanabria, estaban a sus cosas cuando oyeron un rugido que se acercaba,el suelo comenzó a temblar y las luces de las casas se apagaron. 
Alguien comenzó a gritar que la presa de la Vega de Tera se había roto y el agua se acercaba al pueblo; la gente comenzó a correr asustada, los que consiguieron llegar al campanario y los que vivían en las casas que estaban protegidas por las rocas fueron los que se salvaron.
Cinco minutos fue lo que duró el desastre, cinco minutos en los que las vidas de todos los habitantes cambiaron para siempre:desaparecieron 12 familias enteras dejando a tres niños huérfanos, 144 personas fueron arrastradas al Lago de Sanabria y con los escasos medios de rescate de la epoca,tan solo pudieron recuperar 28 cuerpos.
No contento con eso, el régimen franquista depuró responsabilidades políticas y el proceso judicial finalizó con cinco personas condenadas a un año de prisión menor y una inhabilitación que duraba lo mismo que la condena de cárcel, pero gracias a los recursos que presentaron, jamas entraron en prisión llegando a ser indultados por el gobierno.
Los trabajadores en su momento, dijeron que la construcción de la presa tenia muchos fallos, cierto es que en un primer momento dio trabajo a mucha gente pero la cimentación, el material, los cálculos, todo estaba mal hecho desde el minuto uno a pesar de que la constructora dijo que estaba hecha para ser siete veces mas fuerte de lo necesario.
La presa rota
Encima las indemnizaciones recibidas, variaron en función de si eras hombre, mujer, bebe o menor de edad, recibiendo como mucho 600 euros por mayor de edad y unos miseros 18 euros a las personas que resultaron heridas mientras que el Instituto de Colonización de la epoca recibió 7500 euros para fundar otro pueblo que se hizo al lado de Ribadelago al que llamaron Ribadelago de Franco que a dia de hoy se conoce como Ribadelago Nuevo pero la mayoría fueron trasladados a Zamora o a Benavente.
La presa se conserva tal y como estaba ese fatídico dia, con los 25 metros que dejaron escapar los ocho millos de metros cúbicos de agua rotos en recuerdo de lo que sucedió.
A veces la realidad, supera la ficción de las leyendas pero mientras que el campanario de Lucerna no pudo recuperarse, el de Ribadelago lo hizo y fue trasladado al nuevo pueblo.Ojalá y un dia alguien se preocupe de localizar los restos que quedan de esa tragedia y que las personas que quedan a dia de hoy, puedan llorar tranquilos a sus fallecidos.





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