miércoles, 3 de octubre de 2018

El falso funeral de Catalina de la Cerda

Foto de Fernando Pascullo

Seguro que mas de una vez te has topado con alguna persona que se cree mas de lo que es sin tener ningún motivo aparente.De estas personas que cuando hablas un rato con ellas lo primero que piensas es "¿donde vas?" y lo segundo " que personaje mas gilipollas". Pues de esa clase de persona os vengo a hablar hoy, que por creerse rey, organizó una farsa que involucra un cadáver, así que si quieres saber mas...

Duque de Lerma
Que el duque de Lerma tenia mas cara que espalda y era la corrupción en persona, lo sabe cualquiera que le llame un poco la historia.
Siendo el valido de Felipe III, que tenia menos luces que el apagón de Nueva York,le convenció para trasladar la corte de Madrid a Valladolid porque le convenía y luego de vuelta a Madrid. En una de esas,el 6 de julio de 1603 falleció su mujer Catalina de la Cerda y el duque,que debía tener complejo de superioridad, se creia que su mujer debía tener un funeral con pompa y boato cual reina de España.
Catalina había muerto en Buitrago de Lozoya y aunque era natural de Cigales en Valladolid, quería ser enterrada en Medinaceli,Soria pero el duque de Lerma sabiendo que si la enterraba en Medinaceli no iría ni el tato,organizó un cortejo fúnebre que atravesaba los campos de Buitrago a Valladolid.Recuerdo,mes de julio.
Duquesa de Lerma sin piedras
Cuando llegaron a Valladolid,el cadáver ya cantaba por soleares y el cortejo fúnebre no aguantaba los vapores que soltaba la duquesa de Lerma pero eso al duque le dio exactamente igual y decidió continuar con el funeral de su esposa al que acudiría la nata y la crema de la España de aquella epoca, pero cambiando un sutil detalle, el cadáver.
Como intuía que en el funeral se desmayaría todo el mundo por el olor, mandó enterrar a su mujer  en el convento de San Pablo la noche en la que llegaron a Valadolid.
Eso si,el entierro se hizo a toda pastilla para que nadie se enterase y su solución fue llenar el ataúd con piedras imitando el peso de su mujer.Al dia siguiente,pasearon el ataúd por todo Valladolid,la "enterraron"en el convento y el duque tan contento.Debió de ser un punto ver un ataúd cerrado y al arzobispo de Zaragoza, el cardenal de Toledo y el obispo de Valladolid bendiciendo un ataúd hasta arriba de pedruscos.
Veinte años tardó el duque en acompañar a su esposa en el descanso eterno pero no sin antes,dejar encargadas unas esculturas para presidir las sepulturas clavaditas a las que tenían Felipe II y Carlos V en las suyas, de hecho el autor de todas fue Pompeo Leoni, que él no iba a ser menos.
Si es que hay gente que se cree que es mas de lo que es ¿no te parece?


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