Otro duende de Madrid

¿Qué tal el inicio de año? ¿Cómo lleváis estos cuatro días? yo deseando de que se acabe la navidad, pero claro, se acaban parte de mis vacaciones. Si es que no se puede tener todo.

En fin, os invito a dar un paseo conmigo mientras os cuento una historia que creo que os parecerá curiosa, parte verdad y según dicen, parte de leyenda en compañía de otro duende madrileño...

Cuenta la leyenda que en la calle Duque de Liria, se encontraba el palacio que perteneció a la marquesa de Castel-Rodrigo según uno y de Hornazas según otro.

Era un palacete que cerca o en su planta baja, tenia una taberna allá por el siglo XVIII donde se armaban grandes trifulcas en medio de la noche, con el consiguiente desvelo de los vecinos. 

Una de esas noches, apareció un enano barbudo que les dijo que si seguían así, recibirían un escarmiento tras pegar un par de voces que hizo que toda juerga se cortase. La tranquilidad duró un par de días, en breve la gente que paraba en esa taberna volvió a las andadas y se cuenta que doce enanos barbudos aparecieron armados con garrotes, dando una soberana paliza a todo aquel que armaba escándalo.

Se cuenta, que mientras estaban los enanos dando lo suyo a los alborotadores, en la planta de arriba la marquesa quería poner las cortinas limpias antes de irse a la cama por lo que le pidió al mayordomo que las trajese y cual fue la sorpresa de éste, que al salir de la estancia vio a tres enanos que traían las cortinas de forma diligente.

Plaza de Cristino Martos/Afligidos

La marquesa se desmayó y tal fue la impresión, que se marchó del palacio pero nadie quería vivir en él ya que todos los que intentaban hacerlo, tenían alguna experiencia con dichos enanos a los que empezaron a llamar duendes.

Tras muchos exorcismos, se averiguó que bajo el palacete, había una cámara secreta donde varios enanos trabajaban haciendo monedas falsas. El palacete al final acabo derribado pero no se sabe exactamente cuando.

Esta leyenda me parce curiosa ya que justo en la plaza de Cristino Martos, que era conocida por la plaza de los Afligidos al estar en dicha plaza en su día el convento de San Joaquín y el Hospital Virgen de los Afligidos, entre los años 45 y 50, ganó fama gracias a un duende.

Pintura del convento de Valentín Cardedera

Hubo gente que decía haber visto en esta plaza a un hombre muy bajito con barba blanca que infundía respeto pero que en lugar de perturbar la paz, daba golosinas a los niños y comida a todo aquel que la necesitase.

Durante cinco años al parecer era fácil verle y mucha gente que conocía la leyenda del palacio, pensó que era uno de los duendes que quería echar una mano en la posguerra. Los niños siempre le abrazaban y le pedían deseo y los adultos, recibían siempre un poco de comida que llevarse a la boca.

Lo malo es que tal como apareció se fue y nunca sabremos si fue un duende o un alma caritativa que solo quería ayudar.

¿Qué te ha parecido la leyenda?¿duende u hombre?