Hoy la excursión que te propongo, es relativamente cerca, a Don Benito en Badajoz, así que si no tienes nada que hacer esta tarde, nos podríamos ir a dar una vuelta.
Si hay algo que los políticos nunca aprenden, es a no cabrear al pueblo, a no retorcerlo ni llevarlo a la máxima por que cuando se toca fondo solo puedes hacer dos cosas: quedarte y seguir hundido o tocarlo con los pies y volver hacia arriba resurgiendo con mas fuerza. Algo así fue lo que pasó en Don Benito en 1902.
Hubo un tiempo en el que Extremadura estaba olvidada por Madrid y en el que la gente hacia la política a sus anchas y como le daba la gana. Era una epoca en la que el caciquismo era lo normal, la figura del cacique era básicamente una persona con influencias a base de dinero o contactos, intervenía en la política o en la administración de un pueblo de manera a veces abusiva.
Como he dicho antes, en 1902 la mañana del 9 de julio aparecía la lechera en una casa situada en la calle Padre Cortes, pero nadie respondía a las llamadas, cosa rara ya que en esa casa vivía Catalina Barragán con su hija de 18 años Ines Maria Calderón Barragán.
La mujer, era viuda desde hacia poco y su hijo estaba en Sevilla haciendo el servicio militar, así que las dos se sacaban el jornal cosiendo y planchando para la gente del pueblo y a parte, tenían una habitación alquilada a Carlos Suarez, el oculista del pueblo para que pudiese pasar consulta.
La chica, tenia pretendientes por que decían que a sus 18 años era muy guapa y ademas muy noble, pero no era una chica fácil de conseguir.
La lechera, extrañada abre la puerta y lo primero que se encuentra es el cadáver de Catalina y sale corriendo, asustada por la visión a buscar a la Guardia Civil, con la que se persona de nuevo en la casa encontrando que Catalina esta en medio de un charco de sangre con la cabeza destrozada habiendo muerto por múltiples puñaladas y un maletín de medico a sus pies.
Al entrar en la habitación, se encuentran a Ines en el suelo, con medio cuerpo debajo de la cama, las ropas rasgadas y las manos entre los muslos, tapándose, lo que dio la clave de que la chica se había intentado defender de un ataque sexual, la habían dado 21 puñaladas.
Como eran tan queridas en el pueblo, las gentes cerraron sus comercios y fueron a despedir a las dos mujeres en su comitiva fúnebre, costeando el entierro de su propio bolsillo.
Los dos primeros detenidos fueron el oculista Carlos Suarez y el pretendiente de Ines Saturio Guzman a los que aplicaron el tercer grado pasándose lo de la presunción de inocencia por el arco del Trajano pero no confesaban el crimen por la sencilla razón de que no lo habían cometido.
La gente del pueblo sabia quien lo había cometido, el cacique del pueblo, Carlos Garcia Paredes.
El tal Garcia Paredes, era un pieza soltero de 32 años, alcohólico y putero, señorito de familia importante con influencias en el pueblo, lo que hizo que la autoridad aunque el pueblo lo señalase, pasara de detenerle.
Pero por todos era sabido, que había apalizado a un sereno, violado a una deficiente y apuñalado a su propia madre, silenciado todo esto por su familia aunque también todo el pueblo sabia que pretendía a Ines de una forma que rayaba el acoso provocandola pesadillas, de hecho se dice que noches antes, se despertó gritando diciendo a su madre que había unos hombres que querían llevársela.
Como el pueblo comenzó a levantarse en contra del cacique llegando a ponerse al pie del ayuntamiento para quejarse al alcalde de que el asesino había sido Garcia Paredes, a la autoridad no le quedó mas remedio que detenerle junto a su criado Juan Rando y al sereno Pedro Cidoncha aunque todos decían que eran inocentes del crimen.
El 1 de septiembre, cuando aun seguía la tensión en el pueblo por no ajusticiar a Garcia Paredes, con un peligro de motín, aparece en el pueblo un señor llamado Tomas Alonso Camacho que dice haberlo visto todo.
Tomas Alonso Camacho |
El labrador, dice que si no ha acudido antes era por que vive en una aldea alejada a la que las noticias tardan en llegar y que también, su madre estaba delicada y había estado cuidándola, siendo esa la razón por la que no había aparecido antes. Debió de ser que cuando se enteró que daban una recompensa de 500 pesetas a quien esclareciera algo del asesinato, fue corriendo ya que con ese dinero en esa epoca uno se podía comprar una finca modestita. Para lo que han quedado tres euros.
El joven dice que mientras iba a su casa la noche del asesinato, se encontró al sereno hablando con otros dos hombres y que hasta saludó pero no le contestaron, que uno de ellos parecía que iba un poco borracho y como le llamó la atención la situación, se escondió detrás de un carro a observar que pasaba.
El sereno llamó a la puerta de la casa de Catalina e Ines y le dijo que el medico le había avisado por que necesitaba su maletín, que era una urgencia y que si hacia el favor de paso de darle un vaso de agua;el momento en el que la mujer entró dentro de casa, fue aprovechado por Garcia Paredes y su acompañante para entrar sin hacer ruido. El sereno cerró la puerta de nuevo y siguió su ronda.
Como hacia luna llena. Tomas asegura que pudo ver a los tres hombres y en una rueda, reconoce a Garcia Paredes lo que deja a Saturio y a Carlos libres aunque dicen que el oculista tras esto, nunca pudo volver a ser el mismo.
También reconoce al sereno pero no al criado, el dice que el hombre que vio era gordo y mucho mas mayor, lo que hace que reconozca a un amigo de Garcia Paredes, Ramon Martin de Castejon, igualmente un pieza de mala fama y mucho dinero que hacia años, también había pretendido a Catalina.
Se conoce entonces que los dos asesinos al entrar en la casa a la primera que atacaron fue a Catalina y que Ines se escondió en su habitación pero que no pudo evitar que también la atacasen, se escondió debajo de la cama y la sacaron a rastras, rasgaron su ropa y lo mas probable, es que Garcia Paredes al no poder cumplir el acto sexual, la apuñalase. Tras eso huyeron por la ventana para que pareciera que habían entrado por ella.
El juicio fue efectivo el 18 de noviembre de 1903 donde se exculpó al criado de Garcia Paredes, el sereno fue condenado a cadena perpetua y Garcia Paredes y Ramon Martin a pena de muerte por garrote.
La familia de Garcia Paredes pidió clemencia pero no fueron escuchados siendo la sentencia efectiva el 5 de abril de 1905.
Cuando Garcia Paredes vio al verdugo perdió los nervios y digamos que sus esfínteres adquirieron vida propia y con Ramon, como estaba de buen año y tenia un cuello importante, el verdugo falló hasta tres veces mientras el condenado se revolvía e insultaba a todos los presentes a la ejecución.
El pueblo como estaba tan harto del caciquismo, a la primera oportunidad que tuvo de acusar a Garcia Paredes sabiendo que era culpable, llegando la propia gente del pueblo a turnarse en el juzgado para que los presos no fueran trasladados. Este crimen, que Pio Baroja contaba que le faltaban nervios para dramatizarlo, supuso un cambio en el pueblo al liberarse del caciquismo localmente. Ríete de Fuenteovejuna.
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