La cuesta de la Vega hace que no la paseo...pero bueno, no es nada que no podáis hacer, eso si, si os gusta ir en bici o hacer skate, es un gran sitio para ello ya que termina en el parque de Atenas aunque recuerdo que va en curva todo el rato.
El caso que en esta cuesta cuando era una de las entradas a Madrid, se aparecieron un par de Santos así que hoy que no te traigo una leyenda de terror aunque admito que a mí, me daría susto...
LA ALMUDENA EN LA CUESTA
Malopez |
La imagen de la Almudena fue traída a Madrid por un discípulo del apóstol Santiago. Se cree que ya había una ermita allá por el silgo VII donde se veneraba la imagen pero vamos, que tampoco hay una ciencia cierta de cuanto tiempo lleva el culto.
El caso es que cuando Madrid estuvo bajo el dominio musulmán, la imagen se escondió y nadie se acordaba de donde así que tenemos al rey Alfonso VI un poco desquiciado buscando la imagen por todos los lados pero nada, que la imagen no aparece.
Según la leyenda, el 9 de noviembre de 1085, una procesión pasaba al lado de la muralla de Madrid cunado se cayeron varias piedras y apareció la imagen de la virgen iluminada con dos cirios. De hecho a día de hoy, sigue existiendo una imagen de piedra que recuerda lo sucedido aquel día y huelga decir, que el 9 de noviembre aquí en Madrid se celebra la fiesta de la Almudena.
SAN ANTONIO, QUE LE GUSTAN LAS GUINDAS
Esta leyenda dice que un día llego a Madrid con su burro un agricultor dispuesto a vender cestos llenos de guindas en el mercado, así que comenzó a subir la cuesta. Como esta en curva, el burro tropezó con una piedra y volcó toda la mercancía lo que hizo que el agricultor se desesperase ya que ese era su sustento.
En ese momento apareció un fraile que dijo que le ayudaría a recoger todo como así hizo, sin que el agricultor perdiese ninguna pieza y éste en su gratitud, le quiso dar al fraile una cesta de guindas.
El fraile le dijo que si le hacia el favor, mejor se lo llevase a la iglesia de San Nicolás cuando terminase su paso por el mercado y el agricultor así lo hizo pero no veía a nadie a quien dejar la cesta; decidió rezar para agradecer lo que había sucedido y cual fue su sorpresa, que al mirar al altar reconoció al fraile que le había ayudado, siendo ni más ni menos que San Antonio de Padua.
Huelga decir que el milagro corrió de boca en boca y que todo el mundo acudió a la iglesia a pedir ayuda al santo.
A mi no se que mas cosa me da, si encontrarme a alguien y luego averiguar que está muerto o ver un fantasma de morros siendo consciente ¿a ti?¿qué te ha parecido?¿qué tendrá ésta cuesta para que se aparezca tanto santo?
Me parecen historias inventadas, para sostener el culto en alguna iglesia, para atraer fieles. Como la imagen que se vuelve pesada, imposible de transportar, teniendo que construir una iglesia en un lugar inesperado.
ResponderEliminarBesos.
Lo mismo en esa época, estaba la población necesitada de milagros y la iglesia, de fieles y moneditas en el cepillo.
EliminarBesos Demi