viernes, 23 de diciembre de 2016

El arbolito



La Navidad....ya llega,ya viene, ya están todas las terrazas decoradas como si fueran pistas de aterrizaje indicando a Papá Noel donde hay que aterrizar o a los Reyes Magos donde aparcar los camellos para dejar los regalos.
Los villancicos a toda pastilla en cualquier comercio, la decoración de los sitios públicos cada año más hortera, los niños armando pollos en los centros comerciales porque cada vez se les antoja una cosa distinta...encima dices algo y parece que no hay que mosquearse porque es Navidad pero el resto del año puedo sacarte los ojos con un tenedor. Cada año me gusta menos la Navidad ¿eh? tanta paz y amor que no se lleva el resto del año y consumismo a punta pala,pero hoy, haré una excepción y vamos a ver de donde viene el árbol de Navidad así que...
Se dice que los griegos y romanos ya decoraban sus casas con muérdago y hiedra por ser perennes ya que pensaban que daban suerte y protegían de las enfermedades pero la palma se la llevaban los celtas ya que tenían un árbol llamado Yggdrasil que representaba el universo, equivaliendo la copa al Valhalla y las raíces a Helheim o reino de los muertos. Plantaban ese árbol para celebrar el nacimiento de Frey el dios del Sol que coincidía con la Navidad cristiana, normalmente era elegido un fresno.
Yggdrasil
Pero cuando llegaron los cristianos y se pusieron a evangelizar como locos, la idea del árbol les pareció buenísima así que también la adoptaron y la transformaron ligeramente, de nuevo aprovechando su forma triangular para representar al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
En el siglo VIII estaba San Bonifacio predicando la fe cristiana en Alemania, cuando observó que había un árbol al que los que los lugareños adoraban para celebrar el solsticio de invierno y al que ofrecían sacrificios en nombre de Thor.
Digamos que a San Bonifacio esto no le debió de sentar muy bien, así que sacó un hacha y se puso a talar el árbol delante de todos para luego leer el Evangelio y plantar en el mismo sitio un abeto como símbolo de paz diciendo que su copa miraba siempre al cielo y al no ser perenne, representaba la vida eterna. La leyenda luego se adorna diciendo que cuando San Bonifacio dio el primer hachazo, se levanto un aire fortísimo que tumbó el árbol pero vamos,que me veo al hombre sudando la gota gorda mientras repartía hachazos a diestro y siniestro.
San Bonifacio ya equipado
 Luego hay ciudades que se disputan quien fue el primero en colocar un árbol, pero se empezó a hacer mas famosillo cuando Jorge III se casó con la reina Charlotte que era germana y recordemos que el árbol era de tradición germana y escandinava. Comenzaron a decorar el palacio de Windsor con esos árboles todas las navidades, tradición que continuó con la reina Victoria y su marido Alberto de Sajonia,también germano, que puso el árbol decorado de moda e hizo que todos los miembros de la alta sociedad victoriana se arañaran para arriba queriendo tener uno introduciendolo en todas las casas inglesas.
En España tardamos un poquito mas, hasta 1869 mas o menos, cuando José Osorio, aristócrata, político y militar español, se casó con una rusa llamada Sofía Troubetzkoy viuda de un hermanastro de Napoleón que pidió decorar el palacio de Alcañices donde vivían,con un árbol la primera navidad que pasaron juntos como matrimonio.

LEYENDA INFANTIL SOBRE EL ÁRBOL DE NAVIDAD

Una noche de frío otoño en Europa, un leñador y su esposa oyeron que llamaban a la puerta unos dias antes de comenzar el solsticio de invierno.
Cuando abrieron la puerta, apareció un niño mal vestido, muerto de frío pidiendo por favor que les dejara entrar ya que solo buscaba refugio pero el leñador y su esposa, apiadandose de él también le dieron de comer.
A la mañana siguiente, cuando amaneció se encontraron al niño envuelto en una gran luz y con su ropa de oro. Les dijo que era un ángel y que por su hospitalidad y bondad, les entregó una rama de pino pidiéndoles que cada año la plantaran para que tuvieran fruta y nunca les faltase la comida.
El matrimonio así lo hizo y cuando el árbol creció, les dio manzanas y nueces de plata. De ahí viene la tradición de decorar el árbol con frutos y de ponerles velas encendidas, para que los espíritus buenos que habitan en ellos, no se pierdan en el camino y siempre vuelvan.


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