Hoy os traigo una leyenda con mucha solera pero que aunque no lo parezca,no tiene tantos años aunque me temo, que os va a sonar de otras un poco mas modernas.Si te apetece,vamos a coger la maquina del tiempo...
El Teatro Real |
Retrocedemos al Madrid de 1853,epoca del carnaval y aunque Madrid no es Venecia, en esa epoca la alta sociedad organizaba bailes bastante apañados.
Entre esa alta sociedad, estaban figuras relevantes de la ciudad,nobleza y políticos, estando englobado en ese grupo el protagonista de nuestra historia de hoy. Según unas fuentes,era un diplomático ingles, según otras alemán pero sea como fuere, le enredaron para que fuese a un baile de disfraces celebrado en el Teatro Real y él por curiosidad de saber como se hacían aquí, aceptó.
Lo malo es que no tuvo tiempo de hacerse un disfraz y a parte, no hablaba bien el español ni entendía las costumbres, así que no fue raro que con el paso de la noche, se quedase en un palco viendo como se desarrollaba la historia aburrido como una mona.
Pero desde ese palco, vio a una morena esbelta y muy pálida que entraba al baile con unos guantes blancos y una rosa blanca en una de las manos y claro, como no podía pasar de otra manera, al diplomático se le paso el aburrimiento y se quedó embobado mirándola...y ella le miró a él.
Iglesia de San José |
Con un gesto, le invitó a bajar para bailar con ella pero eso si, la rosa no la soltaba ni para darle la mano pero el diplomático encantado de la vida hasta que ella le pidió que le acompañase a la calle ya que tenia que marcharse porque era muy tarde y nuestro amigo, aceptó.
La joven empezó a correr por las calles nevadas de Madrid sin tropezar en ningún momento y el diplomático detrás, preguntándose como una mujer podía correr tan gracilmente sobre los adoquines hasta que se pararon dentro de una iglesia donde ella le pidió entrar.
El diplomático sin comerlo ni beberlo se encontró camino del altar donde había un ataúd con sus cirios encendidos, siendo esa la única luz que tenían para verse las caras; al diplomático ya le estaba dando eso un mal rollo que para que pero lo peor fue que ella la cogió perrona con enseñarle lo que había dentro del ataúd y a él pues le apetecían otras cosas un poco mas carnales así que no estaba muy por la labor. Tras un rato de "si,no, venga,vamos,ven aquí morena,que te asomes al ataúd" la mujer desapareció dejando únicamente la rosa que llevaba en la mano de él.Obviamente, nuestro amigo echó a correr y casi llega a Alemania esa misma noche.
Al dia siguiente, convencido de que había truco y que seria una rara tradición madrileña de carnaval,volvió a la iglesia a ver si encontraba a la chica por algún lado pero su sorpresa fue mayúscula cuando entró y vio un funeral con un ataúd rodeado de rosas blancas. Al preguntar quien era, le dijeron que era Elena de Mendoza,una aristócrata que había fallecido el dia antes y a la que habian estado velando toda la noche.El corazón se le quedó helado cuando vio que era la dama con la que se había ido.
La leyenda cambia según quien te la cuente, la iglesia de San José se sigue conservando en todas pero cambia la nacionalidad del diplomático, e incluso hay versiones que dicen que la chica le pide volver a verse al dia siguiente y que por eso el diplomático vuelve. Mutaciones hay muchas como siempre, pero ¿no os suena a una discoteca llamada Androides?
Hola!! Como ves he cogido sitio en tu blog, me gusta mucho este tipo de leyendas y me ha gustado como la has contado.
ResponderEliminarYo no había oído nada al respecto.
Vaya susto se tuvo que dar el pobre señor (sea de la nacionalidad que sea).
Enhorabuena por tu blog.
https://similocuramedeja.blogspot.com.es/
Nos leemos!!
Ya te digo! yo soy el y aparezco en Alemania de la carrerita q me echo.
EliminarMuchas gracias!