domingo, 26 de noviembre de 2023

La maldicion del Teatro Romea



¿Os gusta el teatro? ¿ir, actuar o las dos cosas? a mi las dos me encantan pero creo que si me dijeran que tengo qeu ir a este teatro a hacer algo, me lo pensaría un par de veces o tres. Vamos a ver qué sucede en este sitio...
Mendizábal. Caía mal al clero.
Nos trasladamos a la Murcia del siglo XIX, en plena desamortización de Mendizábal. En ese periodo histórico que he nombrado en algunas entradas de pasada, pero para que entendamos qué pasó, vamos a verla un poquito por encima.
Mendizábal fue un político liberal, ministro de hacienda para ser exactos, que tuvo una genial idea para sacar fondos y así poder recaudar pasta para la guerra carlista: quitar propiedades a la Iglesia. Sin mas florituras.
Mediante unos decretos, el ministro de hacienda de Isabel II, expropió a la Iglesia de sus edificios, conventos y demás historias poniéndolos a disposición del pueblo en subasta publica, pero vamos, de los mismos de siempre porque todo había que abonarlo en metálico por lo que al final benefició a los que mas pasta tenían que vieron aumentado su patrimonio y la Iglesia, aunque se prometió mantener a todos los conventos y demás, cabreada como una mona porque la religión en España era un pilar importante y al verse sin nada, no podían mantener a los desamparados como ellos decían y perdían poder como digo yo y nobles, burgueses y compañía se enriquecieron durante una guerra que dejó a los mas pobres peor de lo que estaban mientras ellos como si la cosa no fuera con ellos. Que hubo mas desamortizaciones antes y después, pero es que lo que os voy a contar, fue en la época de la de Mendizábal así que por eso solo me centro en esta.
El caso, es que en Murcia, no había teatro y la gente pues andaba pidiéndolo. El ayuntamiento, pudiéndose beneficiar de esta desamortización, decidió que en lo que hoy es la Plaza de Santo Domingo, cercana a la Iglesia del mismo nombre con su congregación correspondiente, como solo estaba el huerto y el cementerio, se expropió esta parte y el teatro se construyó ahí mismo.
Cinco años de obras tardó el teatro en hacerse quedando precioso por cierto y yendo la misma reina Isabel II a inaugurarlo en 1862, siendo conocido como el Teatro Infantes  donde se representó la obra "El hombre del mundo" de Ventura de la Vega e interpretada por el actor murciano Julián Romea. 
Julián Romea
Tras la revolución de 1868, con Isabel II en el exilio, se le rebautizó como Teatro de la Soberanía Popular pero como Julián Romea había muerto en 1868 de una insuficiencia coronaria, la ciudad reclamó el cambio del nombre y para 1872, ya se le conocía como en la actualidad, el Teatro Romea.
Pero no todo iba a ser alegría, cuenta la leyenda que un abad mas cabreado que un mono con la expropiación de sus terrenos, maldijo al teatro pero quedándose el hombre a gusto ya que hizo un 3x1: el terreno quedaba maldito al estar encima del cementerio por lo que se producirían tres incendios, el primero seria un aviso y no moriría nadie, en el segundo moriría solo una persona y en el tercero, moriría el aforo completo reduciendo el teatro a cenizas.
El 8 de febrero de 1877, tras la representación  de "Como empieza y como acaba" de José Echegaray, el teatro comenzó a arder por culpa de unas bengalas mal apagadas que se habían usado en la función sin que nadie muriese pero si llevándose por delante el alumbrado de la ciudad. Después de tres años de rehabilitación, se volvió a abrir en 1880.
La cosa estuvo tranquila hasta el 10 de diciembre de 1899 cuando se produjo un segundo incendio curiosamente mientras se representaba la obra "Jugar con fuego", siendo en una noche de lluvia por lo que el teatro estaba a reventar; pues bien, durante la representación de la obra, el publico vio un fogonazo en la parte de arriba del escenario que comenzó a prender el telón que estaba levantado. El maestro Mirete, director de orquesta del teatro, al ver lo que se venia, continuó tocando música para que la gente no entrase en pánico cuando dos actores de la compañía de teatro salieron a pedir calma mientras la gente abandonaba sus asientos.
Lo malo es que esa noche, el teatro estaba a reventar de gente como he dicho pero la mayoría eran niños con sus criadas, así que la calma del primer momento, pasó al caos cuando comenzó a caer decorado ardiendo al escenario y el fuego se empezó a propagar por toda la platea. Se formó una avalancha de gente que quería salir, niños gritando y llorando solos, gente que quería sacarlos, el encargado del archivo musical tiró partituras por la ventana y luego se tiró él, que no le pasó nada pero tiene bemoles el señor. El caso es que otra vez el incendio se volvió a cepillar la instalación eléctrica de Murcia, las campanas de las iglesias tocaron el aviso de incendio y toda la ciudad acudió corriendo sabiendo que sus hijos podían estar ahí dentro. Muchos se salvaron porque hubo gente que acudió al teatro con hachas y martillos, abriendo boquetes en las puertas y ventanas de los teatros para que la gente pudiese salir.
Cuando el caos pasó, a pesar de que hubo multitud de heridos, se encontraron muerto dentro al hijo del maquinista con las manos calcinadas. En un primer momento había conseguido salir pero quiso entrar a ayudar a sacar a la gente y falleció con 17 años.
El teatro, hubo que reconstruirlo de nuevo y se volvió a inaugurar el 16 de enero de 1901, esta vez con la representación de la obra "El estigma" de Echegaray. Ahora que hay una duda de si la tercera catástrofe se ha producido o no ya que el 13 de abril de 1910, el techo se desplomó. No provoco daños personales pero si que hubo que rehacerlo entero y aprovecharon para instalar bocas de agua para incendios.
Desde entonces, el teatro ha sufrido varios procesos de rehabilitación, siguiendo en activo a día de hoy con una programación muy variada pero teniendo en cuenta que quizás la tercera maldición incendio incluido, quizás no se ha producido por lo que existe la costumbre desde 1901, de que un acomodador se quede con una entrada, quedándose el teatro siempre sin llenar el aforo. Es mas, en uno de los palcos, se puede ver una butaca tapizada en negro que hay que dejar siempre vacía, que uno no cree en meigas pero haberlas, haylas.
¿Conocías esta maldición?¿has estado en el teatro Romea?¿qué te parece?


4 comentarios:

  1. Me gusta el teatro pero no conocía este antes de que contaras esta historia.
    Que ganas de fastidiar el abad. Aunque tampoco creo en la efectividad de esas maldiciones. Como que el tercer incendio está tardando un tanto en suceder, afortunadamente.
    Por otro lado, construir encima de un cementerio es una recetas para el desastre, si le cre a El Resplandor.
    Hay que remarcar que el hijo del maquinista fue un verdadero héroe.
    Besos, Morella.

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  2. Vamos como para no creer en maldiciones, una vez leído tu entrada no me esperéis que vaya a Murcia al teatro jajaja.
    Me gusta, pero la verdad es que he ido a ver más musicales que obras teatrales
    Un besazo Morella, feliz tarde de domingo,😘,,😘😘

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  3. el teatro se ve bien bonito y a pesar de haber sido erigido en parte sobre un cementerio es curioso que no se sepa de hechos paranormales como de la apariciones de fantasmas; y si hay que dejar de vender un boleto para que no se produzca una nueva catástrofe, está bien, que nadie se va a empobrecer por eso.

    besos.

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  4. Es un bello teatro a pesar de su maldición y donde fue construido. Te mando un beso.

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