Él no se confinó

Todos recordamos en España el 13 de marzo de 2020.El ultimo viernes donde disfrutamos la vida sin mascarilla, sin distancia de seguridad e intentando conseguir papel higiénico a la par que veías a media ciudad sentada en una terraza echándose un pitillo y tomándose una cerveza ya que se sabia que el estado de alarma entraba en vigor al día siguiente y que todo eso, se acabaría.

Pero hubo alguien que en esos días, no se confinó y aprovechó para dar rienda suelta a toda su maldad...

Foto del diario El Mundo

Thiago Fernández, brasileño de 35 años, vivía en una caravana desde hacia poco más de un año que había ocupado en un principio pero cuando su dueño se presentó en la misma, llegó al acuerdo de darle un dinero al mes a cambio de vivir ahí. No fue un acuerdo problemático ya que la caravana estaba para el desguace pero eso si, lo único que le pidió el dueño a Thiago fue que sacase la caravana de su terreno y que se fuese donde quisiera ya que el chico tenia algo que no le gustaba a parte de fama de broncas.

Thiago era un poco particular, siempre andaba girándose como si sintiese que alguien le seguía, miraba al infinito y su discurso no era muy coherente.

Movió la caravana a la calle Molí de la urbanización de Les Planes, no era mal sitio para pasar el confinamiento pero eso no iba con Thiago.

El 18 de marzo, a las 23:00 el 112 recibe una llamada de una mujer que denuncia que un hombre que dormía entre las calles Cerdeña con la avenida Diagonal, estaba sangrando muchísimo tirado en la acera. Solo se pudo certificar su muerte.

Laureano Almeida era la victima y su asesino le había sorprendido mientras dormía rajándole la garganta con un cuchillo que apareció muy cerca de él aunque no pudieron sacar huellas y pese a ser la zona del Eixample, ninguna cámara de seguridad registró el ataque.

Se llegó a detener a un vagabundo uruguayo que coincidía con la descripción de la persona que habían visto junto al cadáver pero por falta de pruebas, los Mossos tuvieron que ponerle en libertad.

Liceu de Barcelona 

Semanas después, en la calle Lepanto, cuatro calles mas abajo de donde había aparecido el primer cadáver, apareció el cadáver del marroquí Imad Allouss, al lado del Liceu.

Los trabajadores del teatro le conocían bastante por ser un poco broncas también y al igual que a Laureano, le pillaron durmiendo solo que a él le machacaron el cráneo a golpes y como en el caos anterior, junto al cadáver apareció una barra de hierro que resultó ser el arma homicida.

En ese caso, si que hubo unas cámaras que registraron el asesinato, la cámara de seguridad de un bar en la que se veía que aparecía alguien y comenzaba a golpear a un bulto en el suelo que resultaba ser Imad. Pese a que no se veía bien los rasgos del asesino se veía que actuaba con rabia y odio.

El golpe de suerte fue que las cámaras del metro grabaron al asesino colándose en la estación de Glóries minutos después del asesinato de Imad, llegando a mirar a la cámara de forma involuntaria cuando vigilaba para saltarse los tornos.

Ahora, que lo que hizo era raro ya que se apeó en Clot, cambió de dirección y se bajó cuatro estaciones después así que no se sabia si se había equivocado o quería despistar.

Foto del diario La Vanguardia

Un día y medio después, en la calle Caspe junto a teatro Tivoli aparece el cadaver de Ramón Barberán apaleado pero esta vez, las grabaciones son mas nítidas y se puede identificar al agresor. El arma de nuevo aparece cerca del cada ver, esta vez un palo de madera de un metro y además, en la acera de enfrente, otro mendigo había sido testigo de la agresión por lo que pudo ayudar a identificarle y a parte, declaró que días antes se despertó al notar que alguien le estaba pegando en las piernas y en los pies.

El intendente Granja, que estaba a cargo de la operación, confirmando sus temores de que era un asesino en serie que estaba aprovechándose de una Barcelona confinada, pidió ayuda a los Mossos.

Comenzaron a patrullar agentes de paisano en busca de nuestro asesino de hoy, partiendo de la base de que actuaria de nuevo en la zona del Eixample. Los Mossos hicieron un censo de indigentes y solo por esa zona, vivían 80 pero lo peor es que nadie reconocía al asesino en las imágenes del metro. 

Foto de la Vanguardia, Thiago captado en las camaras del metro

Revisando todas las grabaciones donde aparecía ni la policía nacional, ni la Guardia Urbana o los Mossos reconocían a ese hombre que se saltaba los tornos y tampoco era familiar en albergues o en comedores sociales.

Tampoco la científica encontró nada que vinculase las armas a una persona, no había huellas, solo sabían que era un hombre musculado y que como mucho media 1'80.

El 27 de abril, de nuevo otro asesinato. Una pareja que iba hacia su casa vio a un hombre con una barra en la mano, así que aceleraron el paso hasta llegar a su portal y al asomarse al balcón para comprobar si seguía por el barrio, vieron como ese hombre apaleaba a otro mendigo justo en la acera de enfrente. Llamaron a la policía y acudieron a auxiliar a la victima pero poco pudieron hacer.

Pressreader

El intendente Granja se personó en el acto y se desplegó el grupo de vigilancias de paisano, que cercaron a nuestro asesino de hoy en una parada del autobús. Vieron como se montó y siguieron la ruta durante treinta minutos hasta que se bajó en San Cugat y los agentes decidieron seguirle a pie.

El comportamiento de nuestro asesino era raro: tan pronto corría, como que hacia zig zag, cambiaba de dirección que temiendo que se escapase, la orden fue detenerle antes de que llegase a su destino.

Thiago fue detenido en ese momento e interrogado por el intendente Granja. En un primer momento dijo que venia de pasear y que no sabia nada pero era inconfundible, la misma cara de las imágenes que tenían grabadas. Durante el registro de la caravana, encontraron la ropa que llevaba puesta en cada una de las grabaciones y además, detalle que me dejaba para el final, en algunas grabaciones se distinguía claramente una nube que tenia en el antebrazo izquierdo. Una nube mal hecha eso si, pero que Thiago tenia tatuada en el mismo sitio.

Durante el juicio, solo supo negar su participación y no saber nada de ningún asesinato pero, lo mas curioso es que se intentó averiguar si Thiago había matado antes en su país de origen o en algún otro lugar y no se pudo encontrar gran cosa salvo que la madre de su hijo le denunció en 2012 por no pagar la pensión y cinco años mas tarde por amenazas.

También que le echaron de una casa okupa en Zaragoza poco antes de que llegase a Barcelona y que antes del 2016 había tenido varios encuentros con la policía por varios motivos: agresiones a agentes, paliza a un travesti que se negó a pagar, acoso a una mujer, posesión de droga...hasta que fue ingresado en ese año unos meses en un psiquiátrico y la sanción que le pusieron la noche del ultimo asesinato por saltarse el confinamiento sin motivo. A día de hoy siguen sin encontrar gran cosa y Thiago está condenado por asesinato.

¿Conocías este caso?¿conoces alguno más de asesinos durante el confinamiento?